Redescubierta en Chile por el ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot, esta cepa está emparentada con el Cabernet Sauvignon y el Merlot.
Hoy celebramos el Día del Carmenere, una cepa que se creía extinta, pero que se encuentra más viva que nunca.
Se trata de una variedad de uva proveniente de Burdeos, Francia, que comparte terroir con el Merlot y el Cabernet Sauvignon.
Si bien está emparentado con ambos, destaca por su carácter, color, baja acidez y taninos presentes pero muy suaves.
«En 1995 fue redescubierto en Chile por el ampelógrafo francés, Jean-Michel Boursiquot. Se había confundido durante más de un siglo con Merlot. Algo parecido ocurrió en el noreste de Italia y en China, donde la Carmenere también estaba presente, pero bajo otros nombres», nos cuenta en exclusiva Meinard Bloem, enólogo jefe de Viñas Casa del Bosque.

Casas del Bosque Gran Reserva Carménère
Un vino con carácter e historia
«Se trata de un cepaje que es fácilmente reconocible y con mucho carácter. Si bien en las variantes más baratas puede dominar una nota vegetal (pimentón verde), cuando madura bien, es de gran complejidad. En este aspecto es similar al Cabernet Sauvignon. Si no están maduros, son muy vegetales, aunque aún así conservan algo de su carácter noble», nos relata el enólogo Meinard Bloem.
Día del Carmenere
Como un acto conmemorativo de este redescubrimiento, es que desde el 2014 se celebra el Día del Carmenere, con el fin poner sobre relieve la importancia de esta variedad.
«El Carmenere es una cepa de gran potencial enológico, pero requiere un manejo delicado; sus plantas son más sensibles a la calidad de los suelos y generalmente se producen menos que otras variedades», nos cuenta Viña Concha y Toro.

Viña Concha y Toro
¿Cómo se redescubrió el Carmenere? Aunque suene increíble, este hallazgo fue una mera casualidad, y posicionó a Chile en el epicentro de esta histórica cepa.
«Su historia se remonta a mediados del siglo XIX, momento en que tuvo lugar en Chile un intenso proceso de transformación vitícola: se reemplazan las tradicionales parras españolas por las nobles vides francesas. Dentro de los ejemplares introducidos había algunos oriundos de Burdeos. Y así fue como, sin siquiera ser percibido, el Carmenere fue adoptado en Chile», agregan desde Viña Concha y Toro.
Un compañero sin igual
Los expertos recomiendan beber el Carmenere entre los 16 y 18 grados, acompañando platos típicos, pues tiene baja acidez y eso equilibra el dulzor de estas preparaciones.
También funciona muy bien con platos asiáticos, aquellos que exploran en lo agridulce o incorporan salsa de soya, incluso si son picantes.
Del mismo modo, el Carmenere va muy bien con tablas de degustación, con el protagonismo de quesos como Gruyère o Chanco maduro.

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