Este desconocido deportista protagonizó una de las hazañas más impresionantes del mundo tuerca, al lograr que Ford aplastara a Ferrari en Las 24 Horas de Le Mans.

Es probable que el nombre del piloto Ken Miles no te suene, pero sí hayas oído hablar del Ford GT40, uno de los modelos más icónicos de este fabricante de origen estadounidense.

Bueno, ambos están muy relacionados, y es que Miles fue uno de los protagonistas de uno de los acontecimientos más importantes de la historia del motor sport.

Se trata de la auténtica paliza brindada por Ford a Ferrari en Las 24 Horas de Le Mans, Francia, en la que Miles tuvo un rol protagónico.

La venta fallida de Ferrari a Ford

Todo partió tras el abrupto fracaso de la venta de Ferrari a Ford, que se produjo por la negativa de Enzo de traspasar su exitosa división de carreras a la firma americana.

Henry Ford II, quien seguía los pasos de su reconocido abuelo, juró venganza, buscando a Carroll Shelby y Ken Miles para llevar a cabo sus planes.

El objetivo era ganar donde más le doliera al Cavallino Rampante: Europa, y en un terreno donde dominaba: Las 24 Horas de Le Mans.

Para lograr esta meta, la firma no solo necesitaba máquinas increíbles, las que estarían a cargo de Shelby, sino que a pilotos con habilidades sobre humanas.

Nace una leyenda: Ken Miles

Kenneth Henry «Ken» Miles era un piloto de origen británico, el cual había nacido en 1918, siendo desde los 15 años un hábil conductor (1929).

En 1933 decidió aprender sobre mecánica, abandonando el colegio e ingresando como aprendiz al prestigioso Wolseley Motors.

Pronto adquirió un Austin 7 Special, deportivo que le permitió ganar gran notoriedad en el circuito local, llamando la atención dentro de la industria.

Sin embargo, todo se vio interrumpido por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que Miles prestó servicio desde 1942 hasta su final.

De hecho, este es uno de los hechos que catapultó su nombre al estatus de leyenda, cuya rudeza épica le permitió, incluso, participar del Desembarco de Normandía.

 

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Tiempos de paz

Una vez terminada la conflagración, Ken Miles volvió a las tuercas, viajando a Estados Unidos (1951) para establecerse en Los Ángeles, California.

Entonces, el piloto de origen británico consiguió un impresionante récord de 14 victorias consecutivas, algo que llamó la atención de los grandes.

Como dato de interés, es importante destacar que Miles corrió con el actor estadounidense James Dean, que debutaba en las carreras.

Miles y Carroll Shelby

La guerra había endurecido al extremo el carácter de Ken Miles, al punto de que se hiciera difícil trabajar con él, por lo que solo unos pocos se le acercaban.

Uno de ellos fue otro duro, Carroll Shelby, una auténtica leyenda del mundo tuerca, quien no tardó en sumar a Miles a Shelby American Inc.

Ambos llevaban un tiempo juntos, cuando Ford se le acercó a Shelby con la idea de humillar a Ferrari en Las 24 Horas de Le Mans.

El desenlace

Ken Miles trabajó duro y por interminables jornadas junto a Carroll, logrando la victoria más importante de su carrera: Las 24 Horas de Daytona y también Las 12 Horas de Sebring.

Sin embargo, y a pesar de todo el trabajo realizado tras de bastidores, Miles debió ceder el liderazgo en la prueba mayor: Las 24 Horas de Le Mans.

 

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Una jugada sucia

Tras miles de horas de trabajo y ensayo, Ken Miles conseguiría liderar Las 24 Horas de Le Mans en su edición de 1966, con una importante ventaja.

Sin embargo, Ford decidió que su equipo realizara una entrada a la meta en posición de desfile, lo que puso a Miles en desventaja.

Todo ocurrió tras la decisión del segundo equipo, encabezado por Bruce McLaren y Chris Amon, de acelerar y cortar la línea de meta en primer lugar.

Esto dejó relegado al piloto británico, tras haber realizado una presentación verdaderamente sobresaliente.

 

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Muerte

Como un auténtico hombre, Ken Miles se sacudió el polvo y lamió sus heridas, para volver a la carga, formando nuevamente equipo con Carroll Shelby.

Sin embargo, el sueño de replicar el éxito de Le Mans se vio truncado, tras enfrentar una catastrófica falla en una de las pruebas, la que lo hizo estrellarse a 320 km/h en la pista de Riverside.

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