Con un trabajo visual y una historia impecable, Ghost of Tsushima se presenta como uno de los juegos más robustos de Sucker Punch Productions.

Ghost of Tsushima, el último lanzamiento de Sucker Punch Pruductions, es sin duda uno de los títulos más llamativos que se han lanzado en 2020, y no sólo por ser uno de los últimos juegos de los que dispondrá PlayStation 4, sino porque -a pesar de su acotado tiempo en las vitrinas- se erige como una de las historias más potentes del género y como una de las piezas visuales más connotadas de su época. Una forma perfecta de describir el complejo camino del samurái.

Argumento central de Ghost of Tsushima

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Sucker Punch Games – MudFeed Geek

El juego, disponible en PlayStation Store, tiene como premisa la ocupación del Japón feudal a finales del siglo XIII, razón por la que la isla de Tsushima se vuelve un punto neurálgico, pues este pequeño territorio fue lo único que se interpuso entre el Japón continental y las flotas mongolas lideradas por Khotun Khan.

Luego del primer ataque a la isla, Jin Sakai -uno de los pocos samurái que sobrevivieron al asalto perpetrado por Khotun, nieto del mítico y despiadado Genghis Khan- ve cómo Shimura, su tío y único familiar cercano, es secuestrado por el ejército mongol.

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Adicional a esto, Jin Sakai es el último heredero de su clan, por ende es dueño de sí mismo y no debe obedecer a ninguna tradición u orden. Así, a poco andar, se dará cuenta de que la honestidad no es la mejor herramienta para ganar una guerra. Este hecho será el argumento principal para la mayoría de la historia.

Desde el amanecer de la aventura, una de las cosas que más atrae es la constante tensión de todo lo que acontece y que debemos vivir. El primer encuentro con los mongoles; la sangrienta batalla, la temprana pérdida de los camaradas y la apresurada derrota de Jin nos pone «los pies en la tierra», advirtiéndonos que todo lo que viene no será fácil, que el dolor será nuestro compañero y la muerte nuestra mecenas.

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La crudeza con la que se muestra este escenario es recogedora, pero muy respetuosa con el jugador; en ningún momento podría herir sensibilidades, sino que nos invita a empatizar con Jin, con su tristeza y por sobre todo con todos los valores que un Samurái debe llevar como estandarte, haciéndonos partícipes de ellos.

Iniciando el camino del samurái

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A diferencia de otros títulos con un desarrollo técnico similar, la historia, jugabilidad y por sobre todo los desafíos de Ghost of Tsushima van mejorando a medida que avanzan. Su argumento se vuelve más sólido y su aventura algo digno de vivir. Te quedas con la sensación de que ha valido la pena gastar unos minutos en cada detalle y en cada misión.

Redundando en lo anterior, y como ejemplo de esto último, sagas como Assassin’s Creed, Grand Theft Auto o incluso Infamous -desarrollado también por Sucker Punch Productions- carecen de misiones secundarias que valgan la pena jugar, tanto por lo desafiantes que se vuelvan o por las recompensas que se obtengan. Sí, es posible que más de alguna te otorgue elementos que sean importantes o sean lo suficientemente complejas para jugarlas, pero son eventos aislados.

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Ghost of Tsushima le da un valor distinto a este tipo de «mini aventuras», denominadas relatos, pues -además de agregar detalles importantes- son piezas que no sobran dentro de este «rompecabezas»; realzan la belleza de la transmisión oral de historias, entregan una cuota aceptable de dificultad y entregan a modo de bonificación elementos que son importantes para el jugador que desea vivir la experiencia de juego por completo.

Acerca de esto último, se me vienen a la cabeza los duelos. Sí, son pequeñas piezas que aportan a la historia, pero vaya que vale la pena disputarlos.

Blandiendo la katana

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Una de las cosas que destaca durante todo el desarrollo del juego es su sistema de combate. Este es uno de los puntos más altos de Ghost of Tsushima, pues son tantas las variables con las que podemos enfrentar una batalla que la experiencia de juego es literalmente maravillosa, como pocas producciones de la industria.

Lo mejor es que la forma de obtener mejoras y aliados para Jin es tan orgánica e inteligente que, además de ser un reto constante para el jugador, se vuelve ameno.

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Por ejemplo, Jin puede aprender y alternar ciertas posturas de combate que serán de mucha ayuda para enfrentar enemigos específicos. Para adherir este conocimiento tendremos que ir asesinando a los líderes de los clanes mongoles, que -a medida que avanza la historia- van presentando un mayor desafío para el jugador.

Me es importante destacar cómo el juego resuelve uno de los aspectos más débiles en varios títulos similares del mercado: los combates con enemigos simultáneos.

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Durante la batalla sorprende lo intuitivo del desplazamiento y la veloz respuesta del personaje. Si bien no hay indicadores visuales de cuál enemigo se está atacando, es muy fácil saberlo si se mantiene lo suficientemente concentrado. De igual forma, el alternar entre armas y posturas es muy simple y preciso. La curación es rápida; mientras más determinación acumulemos, más veces podremos restaurar la salud durante el combate.

La belleza del Japón feudal

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Ghost of Tsushima tiene un notorio compromiso con lo visual, con aquello que emociona y que da gusto observar. Sus interfases, sin duda inspirados en el cine de Akira Kurosawa, son verdaderas obras de arte que inundan la pantalla y realzan el valor de lo narrativo.

Es imposible no percibir la influencia de Kurosawa. Hay momentos en que los colores, las atmósferas, peleas e incluso el tono de las conversaciones evocan a «Yojimbo» o «Los 7 samuráis», dos de las películas más icónicas del director japonés. De hecho hay un modo visual denominado «Kurosawa», en el que la fotografía y colores nos dejan más que claro desde dónde están inspiradas.

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Con el fin de disfrutar al máximo de sus ambientes, en gran parte del juego la pantalla se mantiene limpia, sin elementos ni indicadores que quiten valor a lo visual. Infiero que esto fue un gran desafío para la gente de Sucker Punch, pues en un mundo abierto muy similar a Horizon Zero Down, con un mapa amplio, pero que puede recorrerse rápidamente, el prescindir de estos elementos tácticos es un gran riesgo.

Ahora, casi de una manera poética, la forma de resolverlo es mediante un mapa que funciona a modo de pergamino: puedes abrirlo con la tecla «select» del DualShock 4, elegir el punto de destino y desplazar suavemente tu dedo por el touch. Acto seguido, y mediante notorios pero orgánicos estímulos, el viento te guiará hacia el lugar señalado. Realmente bello y brillante. 

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Si bien los escenarios son derechamente preciosos, la música del juego merece un reconocimiento aparte. Su banda sonora es digna de ingresar en ese pequeño, pero prestigioso círculo de juegos en donde el soundtrack es un personaje adicional. Quizá incluso esté a la altura de obras maestras como Red Dead Redemption, y eso ya es bastante. 

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Como adicional, cabe destacar los variados modos de voz e idioma que presenta el juego, permitiéndonos elegir entre varios lenguajes para los parlamentos y subtítulos. En mi caso disfruté del juego en japonés con subtítulos en español. Sin duda una elección acertada.

Las debilidades de Ghost of Tsushima

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A pesar de su innegable atractivo visual, las texturas no son lo mejor del juego, de hecho son bastante pobres, y no porque estén mal iluminadas o la cámara no esté mostrando su mejor ángulo, sino porque simple y llanamente son poco pulcras.

Profundizando en aquello, el juego tiene bastantes bugs (sí, instalamos la actualización antes de ejecutarlo) que quitan majestuosidad al relato de la historia. De igual forma, la inteligencia artificial (IA) del juego no es de las más lúcidas que he visto en el último tiempo. Por ejemplo, ¿qué tiene de hermoso cabalgar en un bosque durante la puesta de sol si los árboles o las cañas de bambú no son un obstáculo real y podemos atravesarlas como si nada?

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Dentro de las mecánicas de combate, podría asegurar que lo menos destacable es su sistema de sigilo. A veces es un poco lerdo y puede que la IA del juego no ayude mucho. Incluso algunas situaciones en donde Jin se oculta de mala forma bordean lo ridículo.

Si bien su estructura puede volverse reiterativa, es un juego que cumple con los estándares tradicionales y que puede ser disfrutado a pesar de las sombras que su jugabilidad presente durante la historia.

Evaluando al samurái de Sucker Punch Productions

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En una sola palabra: Épico. No hay otra forma de describir a Ghost of Tsushima. Si bien tiene puntos débiles que son muy notorios y que restan puntos al momento de hacer el conteo final, es un juego que resalta por sobre los otros de su clase.

De principio a fin, Ghost of Tsushima es una pieza que da gusto jugar. Es de esos títulos que marcan un antes y después en su segmento, y que sin duda cimentará el camino para quienes osen desafiar la brillantez de lo que presenta.

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Es un juego de esos denominados «esenciales», que valen la pena jugar; que cuando los terminas te dejan un vacío, una enseñanza que cala profundo y por sobre todo un «gusto agradable en el paladar» cada vez que lo vemos ahí, alojado en la biblioteca de juegos, y lo recordamos.

Tal como lo mencioné en la reseña de The Last of Us: Part 2, PlayStation 4 una vez más nos dice adiós de una forma magistral, recordándonos lo importante que fue y será en nuestras vidas, sobre todo para aquellos que vivimos y vibramos por los videojuegos.

Pero, tal como haría un samurái, «no hay que dejarse llevar por las emociones». Despidamos a la PS4 mirándola a los ojos, con el honor que merece y recordando estos pequeños fragmentos de genialidad con los que el dolor será más fácil de sobrellevar.