Este automóvil ganó la competencia en 1966, 1967, 1968 y 1969, transformándose en uno de los modelos más icónicos del motor sport mundial.

El Ford GT40 es de esos modelos que quedaron grabados en las retinas de los fanáticos del automovilismo, pues fueron protagonistas de grandes hazañas.

Todo partió a principios de los 60s, periodo en que Ford se encontraba en negociaciones para adquirir a Ferrari, compañía de larga tradición deportiva.

Sin embargo, ante la negativa de último minuto de Enzo Ferrari de traspasar a la marca estadounidense su división de motor sport, el trato se cayó.

Es así como es mayo de 1963 se declara la guerra, momento en que Henry Ford II decidió competir donde más le iba a doler a la marca italiana: Las 24 Horas de Le Mans.

 

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Ford GT40 en Le Mans

Las 24 Horas de Le Mans es una competencia de resistencia, la cual se corre en el circuito de Sarthe, Francia, y que cada año enfrenta a los mejores equipos del mundo.

Como toda competencia europea, Le Mans estaba marcada por el protagonismo de las marcas italianas, sobre todo de Ferrari.

Es por este motivo que fue tan raro que Ford, una compañía cuyos deportivos eran grandes y musculosos, quisiera ponerle cara a la marca del cavallino rampante.

Sin embargo, la ofensa por parte de Ferrari era demasiado grande, y la estadounidense estaba obsesionada con su propia venganza.

Manos a la obra

Para lograr una hazaña nunca antes vista, la compañía estadounidense reclutó a los mejores entre los mejores, con el inmortal Carroll Shelby a la cabeza.

Shelby fue un legendario preparador de automóviles de alto rendimiento, quien destacó por crear el deportivo Cobra y ser parte del equipo que enfrentó a Ferrari en Le Mans.

Una vez coordinado el equipo, se procedió a dar vida al modelo, cuya denominación GT hacia referencia a Gran Turismo, y 40 eran sus pulgadas de altura.

 

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Si bien esta es una gran historia, no está exenta de fracasos, pues las primeras carreras de prueba del GT40 fueron  un total desastre.

El revolucionario modelo exhibía una serie de problemas en su suspensión, chasis, electrónica y motorización, en gran parte por el poco tiempo de desarrollo que tuvo.

Sin embargo, gracias al gran trabajo de los ingenieros encabezados por Shelby, y de los pilotos de prueba, sobre todo de Ken Miles, se logró lo impensado: un modelo competitivo.

En detalle, el GT40 pasó por varias motorizaciones V8 longitudinales, las cuales se movían entre los 4,7 a 7,0 litros, bastante más que los V12 de Ferrari.

 

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Con un automóvil revolucionario en todo sentido, además de un equipo técnico y estratégico de primer nivel, y unos pilotos sobresalientes, Ford logró aplastar a la marca italiana.

De hecho, la estadounidense logró ganar Las 24 Horas de Le Mans en 1966, 1967, 1968 y 1969, un hecho nunca antes visto.

Impacto cultural

Es tal el reconocimiento del GT40 entre los fanáticos del mundo tuerca, que hoy es uno de los automóviles más caros de la industria.

De hecho, el modelo P/1074 que perteneció al legendario actor Steve McQueen en la película «Las 24 Horas de Le Mans», se subastó por US$11 millones.

Sorprendente, pues este modelo no corrió en Le Mans, y de los protagonistas quedan solo dos, los cuales están valorados en varios millones de dólares.

 

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